Facilitadora: Pi Borja Gea, Licenciada en Bellas Artes, Terapeuta Gestalt y Mindfulness
Hoy en día, las técnicas de expresión artística se encuentran más que nunca con la posibilidad de usarse como herramienta terapéutica profesional. Una vez que se experimenta personalmente el poder terapéutico detrás del arte, surge la posibilidad de entregar y difundir esta herramienta de crecimiento y descubrimiento personal. Te invito con el siguiente curso a descubrir una experiencia con este potencial sanador aplicado a una terapia a través del arte.
Arteterapia es un tipo de terapia artística que consiste en la utilización del arte como medio terapéutico, para sanar bloqueos personales, tratar miedos, traumas del pasado y otros trastornos. También es una técnica de desarrollo personal, autoconocimiento y expresión emocional. Es una manera de sentir y explorarnos a través del arte. Mediante la estimulación de la creación artística: dibujo, pintura, collage, danza, dramatización, se expresa, comprende e interpreta los contenidos que guardamos en el inconsciente. Ofrece una alternativa al lenguaje oral para identificar conflictos internos. No se requiere conocimientos artísticos, ni habilidades escénicas.
+info: En Arteterapia nadie más que el autor interpreta la obra. El terapeuta ofrece una serie de instrucciones o consignas y ejercicios a realizar, pero es la persona la que sabe lo que su trabajo significa, independientemente de que luego se compartan los resultados con el terapeuta o con el grupo.
Por ello es importante que el trabajo se desarrolle sin hablar, que no se produzcan interrupciones externas que puedan sacar al “artista” de la conexión con su tarea. Es mediante la actividad creativa como la persona llega a la realización consciente del ejercicio, en el cual se manifiesta la parte más inconsciente.
Además, no se requiere de unas brillantes dotes artísticas, ni que el resultado de la obra tenga un gran valor artístico. Sin ser necesarias grandes habilidades ni conocimientos plásticos, la obra es siempre valiosa porque nace de la autenticidad del creador. Para lo cual se hace fundamental que el trabajo se haga con la suficiente espontaneidad, responsabilidad, conciencia y sinceridad.
El mayor valor es lo que la persona rescata de su interior, lo que descubre y los cambios que se producen dentro de él.